ZONA 9_ KARAWE LAB

La realización de un festival de videoarte en la Araucanía nos hace pensar en la centralidad de los espacios para el arte contemporáneo y cómo esta centralidad es puesta a prueba mediante el uso de la tecnología. Con el uso masivo de lo digital e Internet, elementos cotidianos a este tiempo, flaquea cualquier intento por plantear la experiencia en términos de centros, hegemonías o cualquier tipo de jerarquía, especialmente cuando se piensa en la experiencia artística. Uno de los aciertos de ZONA 9 ha sido promover el uso de tecnologías de uso masivo (celulares o cámaras digitales) y con ello aceptar que cualquier persona pueda elaborar sus propios videos, una especie de democratización del medio. Por otro lado se propuso no imponer a los participantes de la convocatoria ningún tipo de censura, ni categorías ni selecciones, lo que significaría tensionar al máximo “lo artístico” subyacente a cada obra que se exhibiera. De esta manera el festival se convierte en un espacio de arte contemporáneo en la medida que la comunicación se establece a partir de la distinción entre lo que es arte y lo que no lo es, lo que, por lo demás, ha acompañado siempre la práctica del videoarte.
Así, queda manifiesta la principal y única selección posible hoy en el arte, más allá de toda tecnología, medio, gestión posibles. No obstante las características del festival antes mencionadas hacen pensar en las implicancias que tienen las tecnologías multimediales de comunicación y de uso masivo en la sociedad y en el arte. Pero también y especialmente pensar en los procesos que adoptan las nuevas formas de gestionar el arte en relación a los criterios de inclusión/exclusión que se generen desde el uso de Internet y lo digital.


Videoarte: ni el medio ni el mensaje

A estas alturas no tiene mucho valor entregar una definición de videoarte. Basten dos definiciones obtenidas de Internet:
1. “Se entiende por videoarte toda aquella obra que añade un contenido experimental, formal, poético, filosófico, mediante la utilización de recursos técnicos, narrativos, estéticos, conceptuales, etc. y no meramente comunicativo.”

2. “El videoarte, más que narrar historias, expresa estados de ánimo, pasiones, sueños, conceptos, sentimientos y alucinaciones que provocan al espectador; es creado por un artista, sin importar de qué disciplina provenga y no forzosamente debe dominar la técnica del video.”

Si bien el videoarte es el resultado de la utilización de medios electrónicos con fin artístico no es el medio lo fundamental, como en todo arte. Aunque es también evidente que con el videoarte se trata de un desplazamiento radical del arte hacia una complejidad sensorial mucho mayor que no sólo involucra imagen sino también sonidos, música, movimiento, palabra, narración, animación. Dicha complejidad es el resultado de un mismo proceso que atraviesa todo el arte contemporáneo, especialmente las artes visuales, y sus distintos medios, proceso que consiste en una autonomía y reflexividad cada vez mayores del arte para abordar cualquier aspecto de la realidad y problematizarlo (entrópicamente), resignificando situaciones y poniendo en tensión el horizonte de sentido en el que se inserta toda comunicación artística.

Por otro lado, lo vital de la experimentación para el arte es a esta altura algo más que evidente, más aún si hablamos de arte contemporáneo. En este sentido el videoarte es contemporáneo por tratarse casi siempre de un trabajo conceptual, proceso que viene desde las artes visuales, pues son los artistas visuales quienes desarrollan el videoarte sin atender a las necesidades del cine ni de la televisión. Es decir se trata de obras que no necesariamente se guían por una estructura narrativa clara ni tampoco recurren siempre a la presencia de personajes sino que se orientan en torno a la experimentación sobre las posibilidades expresivas del video como medio.


El festival y obras

El festival, logra desarrollar una actividad de nulo arraigo en lo local (entendido como la escasa presencia y conocimiento del videoarte en la provincia, en la ruralidad chilena) surgiendo como nuevo foco de experimentación y aporte al arte global. Es merito de Zona 9 instalar en la periferia, en la Frontera, en la Zona en que se pone a prueba el arte, no solo los videos exhibidos sino también la experiencia de su exhibición y, por supuesto, las consecuencias de ello, incluyendo el presente texto.

La exhibición de los videos fue resuelta finalmente en formato de espectáculo, lo que se traduce en una temporalidad definida previamente y acotada a una única exhibición, aunque en dos sesiones. Con ello se posterga la posibilidad de exhibir los videos en loop mediante proyección o monitores permitiendo que el público sea quien elija, mediante programa o casualmente, a qué hora y qué videos ver. De las dos sesiones en que se exhibieron los videos (primera sesión para invitados y segunda para la convocatoria) se destacan los de la escuela de cine y televisión IDEP de Barcelona en cuanto a la calidad en el dominio del medio. Muchos de estos trabajos parecen orientados a la televisión, con mensajes e información en torno a temas tales como las drogas, la separación, la violencia o el delito. Se nota que han sido realizados en el contexto de una escuela de video y televisión, pues en la mayoría de los casos desarrollan un guión clásico claramente estructurado, lo que les hace perder interés desde una perspectiva artística contemporánea. A pesar de ello hay que destacar particularmente cinco videocreaciones: “------ (6 letras)”, “VERSTOPFT”, “K”, “YO, NOSOTROS” y “CATORCE” que a parte del dominio del medio antes mencionado logran tensionar conceptos y realidades convirtiéndose en verdaderos aportes a la propuesta del festival.

En la segunda sesión se exhibieron los videos correspondientes a la convocatoria internacional. Aunque, reiterando, el festival no comprendía categorías, se pudo ver distintos tipos de videos tales como:

- Videos de registro o grabación de acciones de arte, performances, instalaciones, intervenciones, etc. Habiendo o no presencia de público se realiza una acción de arte (lenguaje corporal + significación del espacio-tiempo actuado) que se registra por y para un observador. Es el caso del trabajo de los españoles María Marticorena y Luan Mart, del portugues Leonel Moura y de Julio Briones de Chile, por ejemplo.

- Videos que reflexionan sobre nuestra experiencia del espacio y el tiempo, sobre el recorrido y el periodo de la imagen en movimiento, tal como ocurre con los videos que presentan la ciudad, las calles, sin personajes ni acciones principales.
- Video musical o sonoro, en donde la imagen es secundaria a lo que se escucha y a los ritmos que impone el sonido. Esto se aprecia especialmente en el ritmo febril del video tributo a “Lolita” de Kubrick del artista griego Nikos Papadimitriou.

- Video Animación, consistente en imágenes sin movimiento (ilustraciones) que son repasadas con movimientos de cámara. Es el caso de “SECRETO A VOCES” de Roberto Robles, que logra mediante la narración ilustrada una historia dinámica, un cuento audiovisual.

De todas maneras, sea cual sea la categoría en la que se pretenda colocar cualquiera de los videos exhibidos hay que tener en cuenta que en todos estas modalidades casi siempre hay una constante que se refiere a un claro grado de experimentación, de novedad y provocación. Con ello el videoarte logra cuestionar la actitud frente a la pantalla como medio, que habitualmente es ocupada por la televisión.


Reflejos:

Algunas cuestiones que han aparecido en el transcurso de ZONA 9 y que son especialmente interesantes desde la reflexión artística tienen que ver tanto con el proceso que fue Zona 9 como con las obras que se exhibieron.

1. En relación con el festival cabe preguntarse acerca de la situación del público local respecto del artista global. La escasa concurrencia de público, pese a la importancia del evento, no sólo se debió al frío. Resulta ya una constante que en provincias sea escasa la asistencia a exhibiciones de arte, para qué decir del arte contemporáneo. Generalmente estas manifestaciones artísticas acotan su público a otros artistas y algunos diletantes, con suerte. Y es que al parecer ocurre lo mismo que en la ciencia, pues la ciencia no es para que todo el mundo la entienda, menos cuando es pura experimentación. No se trata tampoco de hacer un encomio de la “elite”, como alusión a un grupo “selecto”. Lo que se observa más bien es la especialización del arte que, si bien se hace más críptico, autorreferente y complejo, no depende a estas alturas de un centro geopolítico específico (a menos que se piense en la economía del arte).

2. “La producción es primero, los nombres y las categorías vienen después”. El videoarte gana movilidad en el mundo, versus objetos e instalaciones dado que su traslado es más barato. Esto facilita en gran medida la realización de Zona 9, con una convocatoria de 16 nacionalidades. La gestión del Kº Ultrakautin da cuenta de que el proceso mismo es una experimentación, un proceso artístico. Ahora, una vez realizado y concluido viene la evaluación que ha de resolver finalmente qué expectativas generar en futuras ediciones: ¿se sostiene un proceso sin censura? ¿No será preciso introducir la selección de un modo formal, tal vez mediante la articulación de una idea de referencia para visualizar el conjunto de los trabajos?

3. Finalmente, señalar que no basta con la necesaria exhibición de los videos en un espacio especialmente adecuado para ello, independiente de las condiciones del lugar. Es preciso contar con un espacio en Internet para poder ver o descargar los videos, al menos la convocatoria: a toda hora y en todo lugar.

Patrick Medina Q.

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